Osiris


Detalle de la escena del pesaje del corazón del difunto
en el papiro EA9901,3 de Hunefer
Museo Británico
Natural de la ciudad deBusiris (Abusir Bana), en el Delta del Nilo, es el dios de la vegetación y de los muertos, lo que lo hace el dios más popular de Egipto. Sustituyó al antiguo Andjety.

Dios agrícola en principio e identificado con el río Nilo, se concebía, al igual que éste, como fuente de la vida, germen del ser, conforme al mito agrícola en que el fruto es troceado para servir de semilla de la siguiente cosecha -hay datos de que los primitivos egipcios inmolaban víctimas cuyas cenizas, tras ser incineradas, eran esparcidas sobre el suelo a modo de abono- y, por ende, deidad de la fertilidad.

El dios Osiris
En el relato osiriano, se le hace aparecer como divinidad que enseñó a los egipcios todos los conocimientos, no solamente los trabajos del campo, sino la metalurgia, las reglas del mundo intelectual y moral; aparece como fundador deTebas y civilizador de otros países de Asia, actuando siempre mediante la persuasión, el amor y el ejemplo del bienhacer, siendo pues, sede de la bondad y de la sabiduría.

Colgante en oro, lapislázuli y cristal, representando
a la triada osiríaca: Horus, Osiris e Isis
con el nombre de Osorkon II
Alto 9 cm Ancho 6,6 cm
XXII dinastía
Museo de El Louvre
Modelado posiblemente al modo del hombre corriente en un momento de la historia de Egipto, se producirá luego una trasmutación de ideas, pasando a considerarse como un dios eminentemente humano, pues al igual que el hombre, tenía su ciclo vital.

Representado como dios Sol, surge al alba, envejece a medida que transcurre el día y muere al llegar la noche, para al día siguiente triunfar sobre las tinieblas y resurgir otra vez. He aquí un alma que, luego de desaparecer, resucita. Siendo dios tan humano, nada más explicable que el hombre pudiera conseguir lo mismo que el dios, en cuanto los dos están sujetos a la muerte, por lo que si el dios resucitaba, podía hacerlo también el hombre, siempre que emplease los medios adecuados.

El relato del mito de Osiris ayuda a explicar las prácticas mortuorias de los egipcios. Osiris casado conIsis, fue objeto de un engaño por otros dioses malignos, que le metieron en una caja y lo arrojaron a las aguas del delta; enteradaIsis, y luego de dar a luz a un hijo,Horus, se puso a buscar los restos de su esposo -puesSeth, habiendo encontrado la caja en la orilla del río, la destrozó, rompiendo el cuerpo de Osiris en catorce trozos- y, conforme los hallaba, erigía una tumba. Prosiguiendo s u obra, la diosa consigue que se devuelva a su hijo Horus, la herencia de su padre.

El problema de revitalizar los restos fue resuelto por Isis,Thot yAnubis, inventor éste último de la momificación, quien, mediante fórmulas mágicas, pudo evitar los aspectos negativos de la técnica de embalsamar, inyectando en Osiris nueva fuerza, haciéndole recuperar todas las funciones y, en suma, inmortalizándole tras devolverle la vida.

Los ritos osirianos tuvieron la energía, no solo de mantenerse en su sede original y de expandirse por todo Egipto, sino que tras elImperio Nuevo, es deidad que se eleva entre las restantes para convertirse en la más destacada, expandiéndose su culto por Asia.

Era sin duda el dios más popular de los egipcios. A sus ritos y creencias, se debe buena parte de las principales reglas morales, auténticas bienaventuranzas, de los egipcios. No es extraña su influencia porque, si bien Osiris era un dios de los muertos, no lo era en una manifestación tenebrosa, sino, muy al contrario, en cuanto los tutelaba y cuidaba, dictándoles las pautas para renacer. No es pues extraño que se le adjudicase la función de juez de las almas, a las que no acometía gran peligro si justificaban un comportamiento del cuerpo en vida conforme a las categorías morales del dios.

Estatuas del dios Osiris, portando el ankh, símbolo de la vida
Templo de Amón en Karnak, Tebas
Osiris tiene su lugar de peregrinación enAbydos, donde flanqueado por las diosasIsis yNephthys, ofrece la esperanza de una vida eterna a los peregrinos.

A Osiris se le representa con un sudario blanco a modo de momia resucitada, con el rostro negro (muerte) o verde (resurrección), corona alta con plumas (antef) y el cetro y el látigo, símbolos de la realeza, en las manos.

Escena del pesaje del corazón del difunto en el papiro EA9901,3 de Hunefer
Alto 40 cm Longitud 87,5 cm
XIX dinastía
Museo Británico