Taharka
690 – 664 a.C.
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Taharka Nefertum Khure Nefertum es el protector de Ra
(Taharqo, Tearcos en su forma griega, Tarco, , Tarcos, Taracos, Saraco) es el sexto faraón de
laXXV dinastía; hijo dePiankhy y
hermano y sucesor deShabataka.Manetón
lo denominó Tarcos, comentando que reinó 18 años (Julio Africano). Eusebio de Cesarea lo
llama Taracos (según Jorge Sincelo) o Saraco (versión armenia) asignándole veinte años de reinado. Comprendiendo que no podría hacer frente a la amenaza asiria desde su lejana capital del sur, Taharka fija su residencia en el norte, aunque, como sus predecesores, se prepara una tumba en Nuri, cerca de Napata. Tuvo que permanecer a menudo enMenfis y Tanis. |
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EnTebas había conseguido separar el prestigio religioso del
gobierno civil. El uno era patrimonio de la divina adoradora Shepenupet II, hermana
del rey, la cual, teóricamente, había llegado a ser la igual del faraón: escribe su
nombre en una cartela y celebra fiestas jubilares. Pero el otro está en manos de un
cuarto profeta de Amón, Montuemhat, Príncipe de Tebas y Gobernador del sur.
Así podían equilibrarse las prerrogativas temporales y espirituales, y se evitaba la anarquía. |
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En el norte las dificultades fueron mayores, y el kuchita no consiguió suprimir todas las
antiguas familias que tenían pretensiones aquí y allá. Sea lo que fuere sus inscripciones y sus construcciones, tales como el gran pórtico en forma de quiosco que mandó elevar delante del segundo pilón de Karnak, atestiguan el esplendor y la prosperidad del reinado. De este quiosco casi lo único que queda en pié es una columna que mide 21 metros y que se encuentra situada en el patio delTemplo de Karnak después del primer pilono; y que hasta el siglo XIX permaneció semi enterrada en la arena. Alentado, a lo que parece, por la partida de los asirios en 701 a.c., Taharka intrigó sin cesar contra ellos en todo el creciente fértil. Fue él sin duda quien fomentó la sublevación de Sidón en 677 a.C. Finalmente, Asarhaddon, sucesor de Senaquerib, decidió ir contra Egipto. En 671 a.C. consiguió atravesar el desierto y desembocó en el Wadi Tumilat. Vencedor de las guarniciones egipcias, llegó en quince días aMenfis y la tomó, llevándose el harén y la familia entera de su enemigo: La raíz de Kuch, la estirpe de Egipto, declara. DeTebas, adonde había huido Taharka, Montuemhat envía un tributo para alejar al feroz vencedor. El asirio restablece en su sitio a los dinastas locales, reducidos a la impotencia por los kuchitas. |
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Entre ellos se encontraba Necao, hijo de Bocchoris, príncipe de Sais, el cual da a su
hijo Psamético un nombre asirio. Ello era prueba de gran habilidad política en provecho de
Asiria, pero representaba también dejar renacer la anarquía en Egipto. Por otra parte,
Taharka no se tenía por vencido. En 669 a.C. volvió, recuperóMenfis
y se puso de nuevo a buscar alianzas en el Asia anterior. De modo que Asarhaddon volvió a
la carga, pero murió por el camino. Su hijo Asurbanipal reanudó poco después sus proyectos.
Envió a su generalísimo, el cual extrajo las fuerzas del imperio de Fenicia, Siria y Palestina,
derrotó al ejército egipcio en Kabarnit, volvió a tomarMenfis y quizá
llegó hastaTebas, la cual escapó empero esta vez al desastre. Tuvo
además la habilidad de perdonar a Necao sublevado y de devolverle a Sais con regalos. Pero Tanutamon sucedía en 663 a.C. a Taharka, y advertido en sueños de que debía ser rey del Doble País fue al Norte, tomóMenfis una vez más y recibió el homenaje de los dinastas del delta. Necao, esta vez fiel a Asiria, muere seguramente combatiendo al kuchita. La respuesta de Asurbanipal fue fulminante. Abierto su camino hacia Egipto, avanzó con su ejercito sin ni tener que librar batalla. Tanutamon huyó primero a Tebas, y los gobernadores asirios del delta fueron a besar los pies al vencedor. Éste quiso un castigo ejemplar esta vez: persiguió a su adversario hastaTebas, y tomo la ciudad y la saqueó. Entre el extraordinario botín que se llevó figuran dos obeliscos de electro de dos mil quinientos talentos. |
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El efecto del saqueo deTebas, en egipcio No-Amón, la ciudad
del dios Amón, la cual había ido acumulando por espacio de casi mil años las riquezas que le habían
procurado sus victorias, fue prodigioso. De modo que, cincuenta años después, cuando sucumbió Nínive
a su vez, el profeta Nahum le recordó el fin que había infligido a la capital egipcia: ¿Eres más fuerte que No-Amón, cuyo orgullo se levanta a la orilla del río? |