El Primer Periodo Intermedio


2171 – 2061 a.C.



VII dinastía 2171 – 2135 a.C.


VIII dinastía 2171 – 2160 a.C.


IX dinastía 2160 – 2050 a.C.




X dinastía 2050 – 2000 a.C.




XI dinastía 2160 – 2061 a.C.
Las principales circunstancias que rodean el colapso de la VI dinastía se describen admirablemente en un papiro de Leyden, conocido por los egiptólogos con el nombre de Las admoniciones del profeta Ipuwer. En su obra, Ipuwer censura a un rey, cuyo nombre no cita por permanecer inactivo mientras el país se precipita hacia la ruina, mostrando su realismo, en cierto modo profano, al enumerar las desgracias que se han abatido sobre el país:

Los hombres de noble cuna no hacen más que lamentarse mientras los pobres se regocijan. Cada ciudad dice: "Vamos a expulsar a los poderosos"... El espléndido palacio de justicia se ha visto privado de sus documentos... Las oficinas públicas están abiertas y sus archivos han sido robados.

Los siervos se han convertido en señores de siervos... Mira cómo los que antes iban vestidos se cubren ahora con harapos... El que nada tenía es ahora rico, y el oficial de alta graduación tiene que reverenciar al recién llegado. La suciedad se extiende por todo el país: ya no hay ropas blancas en nuestros días... El Nilo ha crecido, pero nadie se decide a la labranza... El grano ha muerto en todos los campos... La gente se ve privada de ropa, perfume y aceite...

Todos dicen: "Se ha terminado"... Han llegado a Egipto extranjeros de todas partes... Las naves ya no zarpan hacia Biblos en nuestros días: y ¿de dónde obtendremos las maderas preciosas? Los príncipes y los hombres devotos se embalsaman con las resinas del Líbano hasta en las tierras de Creta, pero nosotros no podemos proveernos de ellas... Los muertos son arrojados al río... Las risas han desaparecido. La tristeza invade el país.

Erman-Blackman, Literature, pp. 94-108.

Esta lúgubre visión es, sin duda, exagerada, y aun en los puntos en que refleja la verdad, tiene que aplicarse a los distritos que estaban bajo la influencia de la casa real, cerca deMenfis. Es indudable que hubo gobernadores que consiguieron mantener un cierto orden en sus provincias; como mínimo, pero el cataclismo ya se veía venir...